lunes, 7 de febrero de 2011

Aquellos maravillosos años...


No tengo facebook, y aún puedo vivir dignamente sin él.

En cambio, sí tengo interés por las personas, sus decisiones vitales, sus tropiezos y genialidades. Me gusta escuchar.

Una vez una mujer me contó que sucumbió a ojear los álbumes de la que era su pareja, aprovechando que ella tenía una copia de las llaves de la casa de él. Yo, mientras me hablaba, la imaginaba sentada en el suelo (esa mujer hecha y derecha), contemplando con la atención agudizada la felicidad que fue, los gestos de las mujeres que ostentaron en su día el poder de ser las amadas, todos aquellos maravillosos años vividos en su ausencia.

Desde que soy adolescente vengo escuchando a mujeres que repasan mensajes de móviles, mails, rastreando incansables lo que las palabras pueden decir sin mencionarlo.

Y, por supuesto, últimamente he sabido de muchas que teclean el nombre de la ex en su ordenador, para poder ver la/s foto/s, aficiones, gustos y colores. Para confirmarse a sí mismas la hipótesis de que no son lo suficientemente válidas, o no tanto como las anteriores.

Las comparaciones son odiosas, pero inevitables.

Otra cosa es el sentido que tenga el saber de los otros, la ética infringida en pos de una información que no sé hasta qué punto puede sernos relevante. Porque además tendemos a magnificar las cosas cuando tenemos datos parciales, descontextualizados.

A medida que los adultos rehacen sus vidas una y otra vez, las relaciones cuentan con una historia más extensa detrás, cada cual arrastra más experiencias, menos zonas vírgenes que descubrir con el otro, la mochila pesa. Y con ella a cuestas, además, paramos a mirarnos en el espejo que las anteriores pasiones reflejan de nosotros mismos.

Competir, desechar, emular y desgastarnos en el intento, perdiéndonos lo verdaderamente importante: el momento actual. Pero es mucho más fácil, aunque ustedes no lo crean, dejarse llevar por la curiosidad celosa...

Yo por muchas razones, prefiero seguir sin acercarme a las redes/telas de araña. Y abdicar de ser perro sabueso.


Imagen de Julio Romero de Torres, "Celos"

4 comentarios:

  1. Hola Folie.
    Puñeteras inseguridas que nos atormentan. Yo tampoco juego al facebook, ni al tuenti ni al twiter. ¿Y no será porque también temo algo?
    Me encanta leerte.
    Espero que estés bien.

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  2. Totalmente. Es buenísima esta entrada. Al cien por cien de acuerdo.


    Me encanta escuchar.

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  3. Hola Sara. Gracias, por hermanarte y preocuparte... me hacen siempre mucho bien tus palabras.

    Mariette, una sonrisa grande para ti, por escuchar-me.

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  4. Yo me siento como una fisgona cuando lo he hecho, porque al fin y al cabo son vidas que ya no estan en mi vida, aunque a veces pueblen mis sueños, mis pesadillas. Una amnesia selectiva no vendria nada mal.Un abrazo.

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