jueves, 28 de julio de 2011

China

Me he sentido en extinción cuando me solicitaban, por favor, tomarme una fotografía como algo raro pocas veces visto.

Me he enamorado de cuellos suaves de piel blanca, de cabello liso, negro y brillante, de cuerpos esbeltos y ojos extraños.

He contemplado paisajes sentado sobre una cima que sólo me evocaban la palabra sabiduría.

Me he perdido en Chungking Mansion buscando la ratonera donde dormía y recordando las leyendas de cuerpos no reclamados.

He recorrido Shanghai a media noche en un taxi a toda velocidad y con música dance de los 90.

En las montañas de Huangshan aprendí que los pinos pueden nacer de una grieta en la roca y retorcerse en busca de su verticalidad.

He descubierto que, lejos de lo ocurrido en Babel, es posible entenderse con otros humanos sin compartir una sola palabra, ni una sola letra.

He compartido el miedo a la muerte de aquel emperador que hace más de dos mil años decidió construir un ejército de 7000 soldados de terracota como defensa de ultratumba.

Ascendiendo junto a la cascada de los nueve dragones envidié a personas que trabajaban cada mañana barriendo el camino de su-bida.

Me he vuelto a sentir ignorante frente a la sabiduría inexplorada de Buda, del Taoísmo o de Confucio.

He acompañado sobre dos ruedas en el mismo carril a decenas de pekineses rumbo a sus trabajos.

He visualizado en Tian'anmen destellos de las páginas de 1984, el dogma de un símbolo, de una bandera y de un líder.

He deseado viajar a tiempos ancestrales para encontrar sabios meditando junto a lagos congestionados de nenúfares.

Me he enfadado con los editores porque los libros de texto del colegio nunca hablaban del lejano oriente.


sábado, 2 de julio de 2011

Bon voyage

No sé lo que un niño de los que nacían en el 83 en alguna provincia rural de China se imaginaba como el lugar más lejano al que podía llegar. Yo, desde una provincia rural española, veía la China como otro planeta en alguna galaxia paralela.

Esta noche tomaré una nave espacial buscando ojos rasgados y letras imposibles.

Caminante, son tus huellas el camino y nada más...

一路順風