jueves, 27 de septiembre de 2012

Demasiado tiempo sin escribir...


Quise saberlo todo. vivirte cada segundo de los que me perdí por no conocerte desde el día en que naciste. quise
disfrazarme de tus vecinos, ser el pomo de la puerta de tu habitación, tu ropa interior de cuando eras adolescente. quise aprenderme de memoria las fotos de todos los carnets de identidad que tuviste. quise mutarme en cada compañero de clase, en cada entrenador de fútbol, en cada familiar cercano. quise convertirme en tus primeros esquís. quise olerte la piel a cada año que cumplías, quise ver cómo los jerseys te iban quedando pequeños, quise  sentir tu cuerpo desbordando los límites del espacio y la belleza. quise mutarme en tus cubiertos, en el embozo de las sábanas para sentir tu aliento dormido cerca, muy cerca. quise, sobre todo, ser la piel de las chicas, de las mujeres, de las señoras escalofriadas debajo de tus zarpas. quise conocer tus fantasías eróticas, escudriñar al milímetro tu cara en el orgasmo. quise metamorfosearme en mucosas húmedas invadidas por tus ganas, quise ser el impulso eléctrico que te hiciera bombear el corazón cuando los demás lo llamaban amor. quise saber cuándo, cómo y porqué. dónde y cuántas.

Dijiste que era demasiado, las gentes dijeron que era demasiado, las instituciones dijeron que era demasiado, la moral, la educación, la antropología, la psiquiatría, la religión, la prensa dijo que era demasiado.

Demasiado…

He tragado, una a una, todas las letras de las palabras de las frases de las preguntas que nunca te haré.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Diada y nación

Como cuando observas a unos niños jugar que se caen al tropezar con un escalón o que intentan subirse a una silla para alcanzar algo... y te ríes... así ríe uno a veces al observar a los humanos. Crisis económica que afecta a gran parte de la población de este país. Movimiento independentista catalán resurgido en base al nacionalismo. ¿Hay alguien que no encuentre una relación directa entre el primer suceso y el segundo? La libertad del ser humano queda en entredicho al ver como las revoluciones, las independencias y las guerras empiezan cuando unos cuantos lo deciden, y cuando el caldo de cultivo es el idóneo. Los hilos mueven la masa.

La nación es un concepto que se inventaron los reyes porque necesitaban convencer a millones de súbditos para que le obedecieran, que aceptaran sus leyes, que fueran a la guerra por defender sus fronteras, y que pagaran sus impuestos para llenar las arcas reales. Antes de esto no había nación ninguna. Había un estado feudal, donde unos señores eran dueños de una tierra y sus siervos le obedecían. La figura del rey era más diplomática que autoritaria. Y el estado estaba conformado, en población, por las personas que vivían en los feudos; y, en gobiernos, por la aristocracia propietaria. Aún así, si era difícil mover a un ejército motivado sólo por esto, siempre quedaba la religión. Ningún soldado fue más animado a la guerra (por nueve veces) que los cruzados, a pesar de que (por nueve veces) la expedición terminara en un rotundo fracaso.


Con el cambio de sistema político y el aumento del poder del rey, era necesario una mejor escusa para llevar a los súbditos a la contienda. Y, definitivamente, cuando el Estado-Nación se convierte en paradigma hegemónico de sistema político será cuando caigan las monarquías y aparezcan los regímenes democráticos. Porque... ¿cómo obligar a un pueblo a obedecer a un gobierno que ni es rey, ni heredero de ninguna sangre azul, ni elegido por dios? ¿Por quién morir en batallas sin sentido que no interesan a nadie? ¿Cómo pagar impuestos si mi tierra es mía y no de ningún señor? Muy sencillo. Compartimos una historia común, una cultura, unos héroes, unos símbolos, una bandera y un himno. No permitiremos que hagan daño a nuestra nación. Nuestro sentimiento y amor a la patria es superior a cualquier cosa. Un invento magnífico.


Sobre el nacionalismo hemos construido nuestras actuales sociedades y estados. Y sobre él en parte seguimos (sólo hay que echar un vistazo a unos Juegos Olímpicos). Sin el concepto de nación quizá hubiera sido imposible lograr la democracia. 

Pero aparte de sus bondades, también quedan algunas lagunas... Se puede identificar como nación una comunidad que tiene en común una serie de rasgos culturales como lengua, religión, tradición e historia. Pero claro, dependiendo del intervalo de fechas por el que optemos, nos pueden surgir unas naciones u otras. Así, un sevillano, por ejemplo, puede reclamar su nación íbera, tartessa, lusitana, cartaginesa, bética, romana, visigoda, del emirato, del califato, del reino taifa, castellana, del imperio español, del reino de España, de Andalucía, de la provincia sevillana, de su ciudad, de su barrio (la de Triana contra la Macarena, cantaba Sabina)... Y en un mismo territorio surgen tantas naciones como historia haya escrita, con su derecho a formar Estado independiente.


No me enrollo más. Dejo la charlita política e histórica para otros lugares. Concluyo con las tres ideas que realmente quería escribir:

Uno: El concepto de nación, y el nacionalismo, son artificios para manejar a la masa. No hay nación natural, sólo artificial. Ningún individuo libre y racional debería identificarse con unos colores antes que con otros por haber nacido en un territorio por el que ha corrido (y correrá) mucha más historia de la que se habla en los libros. Nuestra única patria debería ser la humanidad.


Dos: Lo anterior no quita que, todo pueblo nación que proclame su independencia está en derecho de hacerlo, y la comunidad internacional debe apoyarlo mientras siga defendiendo el modelo de Estado-Nación. Da igual que se llame Kósovo, Tíbet o Cataluña. Los españoles son muy dados a la incoherencia de defender a los tibetanos como oprimidos y de criticar a los catalanes como independentistas.
 

Tres: Lo realmente triste es que la masa se siga fijando en naciones, en lugar de mirar hacia delante, hacia el futuro. La sociedad global, en un mundo plurinacional, no puede basarse en los Estados-Nación, sino en otra cosa. (Qué nación puede quedar actualmente en una ciudad como New York, por ejemplo). Sin embargo, siempre quedarán políticos que aprovechen el oportunismo para dirigir a la masa a sus intereses particulares, y convencerla de que las crisis no son culpa de su mala gestión, sino de la represión ejercida por los extranjeros.


sábado, 22 de septiembre de 2012

Atracción

Era una rubia delgada, de piel morena y mirada afilada, con baile ligero y gesto seductor. La conocía hace años, pero jamás había cruzado palabra con ella. Me atraía desde entonces, desde siempre. Aquella noche, los hilos que nos mueven nos llevaron a compartir mesa en un almuerzo, con fiesta posterior. Y hablamos. Hablamos y reímos...

Newton explicó lo que Kepler había postulado: los movimientos de los astros. Él nos dio el porqué: la atracción de masas por una fuerza natural que actúa a distancia y que llamó gravedad. Desde entonces, la ciencia se apoyó en esto para inventar explicaciones a todo lo desconocido basándose en ese tipo de fuerzas. Todo lo que nos rodeaba existía en un estado tal debido a la atracción y repulsión entre diferentes partículas. El magnetismo sería el ejemplo cumbre. 

Con el tiempo la ciencia descartó que todo fuera atracción o repulsión. Sin embargo, estoy convencido de que en las personas opera algo similar. Ese ser que no conoces, o que conoces desde hace demasiado, y al que irremediablemente te une un hilo invisible cuya tendencia es a acortarse para unir cuerpos y bocas, como dos masas que en el espacio se buscan hasta chocar. 

Las feromonas son sustancias químicas secretadas por los seres vivos con el fin de provocar comportamientos específicos en otros individuos, con frecuencia de la misma especie. Se comportan como un medio de transmisión de señales cuyas principales ventajas son el alcance a distancia y el poder sortear obstáculos, puesto que son arrastradas por las corrientes de aire. Muchas especies de plantas y animales utilizan diferentes aromas o mensajes químicos como medio de comunicación y casi todas envían uno o varios códigos por este medio, tanto para atraerse o rechazarse sexualmente como para otros fines.

No hubo nada entre la rubia de mirada afilada y yo. Y no la he vuelto a ver, ni la volveré a ver hasta dentro de unos cuantos años (supongo). Pero nos atraíamos. Y lo sabíamos. Nos lo decíamos con los ojos (...que el alma que hablar puede con la boca también puede besar con la mirada...). Éramos conscientes de que una nebulosa nos envolvía, que algo nos llamaba el uno hacia el otro, que nos buscábamos en medio de la gente, que nos deseábamos. Mas... quizá no fue nuestro momento, quizá nuestras vidas estaban en otra parte. Y el ser humano perdió hace tiempo ese "dejarse llevar" animal que nos habría conducido a un rincón oscuro, a ser devoradores mutuos, depredador y presa al mismo tiempo uno de otro, a fatigarnos hasta el límite de fuerzas físicas y mentales, a destrozar las fronteras del placer.

Me quedé con tu mirada, te seguiré buscando en el futuro...  

lunes, 17 de septiembre de 2012

On Off

Cuando estás entre la muchedumbre que grita o baila y doblas el cuello mirando arriba sin mirar nada, a un techo, a un cielo. Cuando llegas a un mugriento váter de un ruidoso bar en el que fijas los ojos vacíos en algún rincón cualquiera. Cuando abres la mano frente a ti y la observas como testigo de tu propio ser... y todo da vueltas. Cuando ella te besa, y tú le respondes, y hay abrazos, y estás sintiendo. Cuando llegas a la cama con una sombra detrás que quiere conversar contigo, y no te deja dormir. Cuando despiertas entre brumas sin que nadie te haya despertado, de nuevo la sombra...  

En esos momentos, con nervioso y agresivo gesto rebusco entre mi pelo. Mis manos rastrean cada centímetro y no lo encuentran. Me lo imagino plano y suave, sencillo. Con sólo dos posiciones, sin niveles ni grados. Cierro los ojos y lo veo, pero lo busco y no está ahí. Me imagino que debe ubicarse en un punto lejos del alcance de mis extremidades, demasiado en el centro, demasiado atrás, demasiado pequeño. Pero no me rindo, sigo escudriñando cada pliegue de piel. Busco el interruptor.


Quiero apagarme, quiero ser uno más de todos esos que parecen no pensar en determinados momentos, quiero que mi mente duerma, standby. Cansado de asociaciones y conexiones de todo tipo, entre pasado e inputs presentes, construyendo futuros e ideas inservibles. Especulaciones, castillos en el aire. ¡Olvidadme, malditos creadores de la nada! Dejad de susurrarme palabras a los oídos a cada instante. Quiero apagar la máquina, descansar de su fatiga, encefalograma plano, en blanco, sin memoria ni imaginación, sin captar ni sentir, quiero sólo actuar.


Bajas de nuevo la cabeza y vuelves a la muchedumbre, o sales del mugriento váter al ruidoso bar, o el beso ya terminó, o pasan las horas y no consigues dormir. No lo hallaste. Tal vez no exista el interruptor. A algunas máquinas se olvidó incluirles este pequeño dispositivo. No pasa nada. Busca el cable, siempre hay un cable del que tirar, un enchufe que sacar... Recorres tu perímetro, y ninguna cuerda o similar sale de tu cuerpo. Estás perdido. Funcionas sin alimentación externa. Sólo te resta la autodestrucción. Pero no quieres. Agitas fuerte la cabeza, intentando que la bruma de actividad se vaya a otro lado, como enjambre de abejas que abandona a un árbol en flor. 


Las sacudidas parecen ayudar, pero la bruma sigue ahí. De repente caes en la cuenta... ya has vivido esto, ya sabes que eres tú mismo contra quien luchas. Parlamentas. Sólo puedes suplicarte una tregua. Engañarte... 

jueves, 13 de septiembre de 2012

Insomnio (II)

Insomnio, frustración,  arrepentimiento, enajenación mental transitoria, culpa, sueño, alcohol, drogas.

Alcohol y drogas (sexo y rock and roll ya quisiera...)
Arrepentimiento (qué hace una chica como tú en un sitio como este..y a esta hora)
Enajenación mental transitoria ( tienes un hombre en la cama y tú tirada en el sofá)
Culpa ( era su gran día, y a mí me da por llorar)
Frustración ( en días como este, mejor quedarse en la cama)
Sueño (en 3 horas suena el despertador, me esperan los pacientes; quiero un patrocinador!!!)

Despidiendo transmisión. El poder (autodestructivo) de la mente no tiene límites; gracias a dios (o a lo que sea), mi cuerpo sí. 

martes, 11 de septiembre de 2012

Arrepentimientos

Ya habrán escuchado de mi boca quejas varias en referencia a la desgracia de una eficiente memoria como compañera de diálogo. Sí, cuando en soledad uno se queda consigo mismo, puede optar por la tradición o la vanguardia. Es decir, por explotar sus recursos naturales, o por preferir auriculares y pantallas digitales. Yo soy más tradicional en este sentido, que no sirva de precedente, y cuando la imaginación no da más de sí, opto por los recuerdos.

Y hay un tipo de recuerdos especialmente irritantes que son los arrepentimientos, todas aquellas cosas que a lo largo de tu vida no hiciste, o no dijiste o que deberías haber callado. Se presentan ante ti como puñaladas que pretenden recordarte todas las infinitas vidas que la libertad nos obliga a rechazar. Aquel coche en el que no subiste, aquella boca que no besaste, aquella llamada que no hiciste. El orgullo que no tragaste, las palabras que no pronunciaste, el abrazo que no diste. 

Decía Maquiavelo que es preferible hacer algo y arrepentirse, que no hacerlo y arrepentirse. Y a veces admiro a las personas con esta capacidad. Los fantasmas que le presente su memoria no serán tan desgarradores, tal vez más agudos, pero menos agónicos. Los labios que no probaste siempre se mostrarán como horizonte inexpugnable por tu falta de decisión.

sábado, 8 de septiembre de 2012

El arte y los maestros de la sospecha


Friedrich Nietzsche: 
"... la experiencia estética está de forma íntima relacionada con la ética: dar estilo estético al propio carácter es un arte; la construcción estética es inherente al proceso mismo de vivir, a la toma de posiciones y decisiones mediante las que, al fin y al cabo, nos definimos..."

Karl Marx: 
"... el arte, la experiencia estética, es producto del recuerdo de todas aquellas posibilidades que no hemos sido, pero que añoramos profundamente... "

Sigmund Freud: 
"... el arte es la actividad encaminada a la mitigación de deseos insatisfechos, tanto por parte del creador como del espectador..."


lunes, 3 de septiembre de 2012

Termodinámica y felicidad

[Termodinámica: Parte de la física en que se estudian las relaciones entre el calor y las restantes formas de energía. (RAE)]

Existen tres leyes básicas en la termodinámica. En la segunda se explica el concepto de entropía, que es una forma de medir el desorden de un sistema, entendiendo por desorden aquello que guarda un equilibrio según las leyes del azar. Si tiramos cien veces una moneda al aire, aunque podría salir cien veces cara, lo más probable es que obtengamos unos resultados desordenados, más o menos una proporción equilibrada entre cara y cruz. Esta tendencia a un desorden azaroso es lo que se conoce como una tendencia a maximizar la entropía, tendencia que, según la termodinámica, está presente en el universo en cualquier intercambio de energía.

Por eso, cuando producimos trabajo extrayendo calor de una fuente caliente se hace enfriando ésta hasta igualarla con otra fuente que antes estaba más fría. Es decir, repartiendo la temperatura en un equilibrio azaroso, desordenado. Es como se comporta la naturaleza. Podría hacerlo de otro modo, por ejemplo cuando se nos cae un plato al suelo, en lugar de que sus partículas se disgregaran desordenadamente, se podrían recomponer formando una taza preciosa, pero no es así.

La primera conclusión de este principio es lo que algunos aventuraron como la futura muerte térmica del universo. Es decir, tarde o temprano, todo estará tan desordenado, que será imposible obtener energía de ningún foco. Todo estará a una temperatura similar. La entropía será máxima.

[Felicidad: Estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien. (RAE)]

Pero si nos gusta la paranoia de lo interdisciplinar, a este concepto de entropía se le pueden dar muchas más vueltas. Por ejemplo, Hannah Arendt decía que el ser humano de hoy, representado por el consumidor-laborante, cree en una felicidad basada en el consumo constante de necesidades, sean del tipo que sean: comprar, viajar, leer, trabajar, enamorarse... experiencias al fin y al cabo.

Y aquí, rizando el rizo, podemos plantear que el ser humano nace en un desequilibrio hambriento, lleno de necesidades, frío. Y se zambulle en una vida llena de mundo, de experiencias, caliente. El consumo de la energía producida por la conversión desde el calor de la vida al frío de nuestra virginidad es lo que transformamos en felicidad por momentos. Igual que una máquina de vapor transforma el poder calorífico del carbón en trabajo.

Pero si aplicamos las leyes de la termodinámica a la felicidad… a medida que vaya aumentando la entropía en la relación entre nuestra vida y nuestro entorno, aumentará el equilibrio y disminuirán nuestras posibilidades de generar felicidad. Cada vez somos menos fríos (menos inocentes), y nuestro mundo está cada vez menos caliente (más exprimido). ¿Resultado? Las emociones fuertes se van acabando, se nos agota la energía vital, los chutes de felicidad... Nos quedará refugiarnos en la entropía, en el equilibrio del desorden, cuando ya nos hayamos desparramado azarosamente por la vida, o la vida por nosotros.