lunes, 2 de octubre de 2017

Llorar por la patria

Triste. Con ganas de llorar. Ese es el sentimiento que he tenido hoy escuchando en la noticieros de la radio las crónicas del día después. Cataluña. España. El ser humano.

Una tristeza similar a la que se siente cuando la torpeza y la estupidez mayoritaria se alían con la maldad y egoísmo de unos pocos para confrontar a humanos porque sí. Similar a la que uno siente, por otra parte, cuando lee las crónicas de cualquier guerra pasada.

Dicen que Shopenhauer es el filósofo pesimista por antonomasia. Quizá por eso mi tristeza rescata en el recuerdo aquella frase suya: "Cada nación se burla de las otras y todas tienen razón"

Necesito expresar por qué estoy triste con este asunto de 1-O y la independencia de Cataluña. Y lo haré comenzando por una premisa, una cita de Fernando Savater. Sé que molestará a muchos. Pero es la aseveración con la que más de acuerdo voy a estar de todo lo que escriba hoy: "Sólo quien nada vale por sí mismo puede creer que hay mérito en haber nacido en determinado lugar o bajo determinada bandera"

Vivimos en un país que tiene un problema. No es un problema económico, ni tecnológico, ni geológico, ni energético. Es un problema político. Entre todos pagamos a profesionales de esta rama para que resuelvan este tipo de problemas. Igual que los bomberos apagan incendios, los médicos curan enfermos y los basureros limpian las calles. ¿Qué hacen esos profesionales a los que pagamos con este problema? ¿Nada? Ojalá fuera así. Peor que eso, cada vez lo convierten en un problema mayor. 

Me da vergüenza de los políticos que encabezan cada bando de este sinsentido. Vergüenza porque no sé si sentir pena de ellos por ser analfabetos e inútiles (que lo desconozco). Vergüenza porque no sé si sentir asco de ellos por ser egoístas y sólo pensar en los votos que arañarán en las próximas elecciones (que lo desconozco). Vergüenza porque no sé si sentir indignación por mentir constantemente a todos a la cara, sabiendo como saben que, desgraciadamente, muchos les creerán. Vergüenza porque, ya sea por una cosa u otra, nosotros, humanos, somos quienes les hemos contratado y pertenecemos a su misma especie. 

Por favor, profesionales del gremio político catalán, español y de donde sea, ya que no está en mi mano entregarles finiquito alguno (quién pudiera), hagan hueco en su agenda para dialogar y buscar una solución. Sólo necesitan ganas de encontrarla. Lo demás llegará solo. 

Dialogar. ¿Por qué en primaria no hay asignatura obligatoria de esto?

Nación. Naciones. Nacionalismo. Hace ya cinco años que expresé lo que para mí representaba este movimiento en este mismo blog. No quiero repetirme. Si alguien quiere ser nacionalista, lo respeto. Pero sepa ese alguien que vive casi con un siglo de retraso. Y que es muy triste dejar a la propia voluntad guiarse por una simple bandera sea del color que sea. Es una tela. Y la vida es maravillosamente rica, no es un trapo de colores. 

Mi tristeza se acrecienta. Y a mi voz en grito surgen preguntas sin respuestas... 

¿Es tan difícil convocar un referéndum consultivo no vinculante y pactado con tres opciones (más autonomía, independencia, igual autonomía) para saber de verdad qué quiere la sociedad catalana?

¿Es tan difícil modificar la constitución para reconocer la plurinacionalidad de nuestro país y dar cabida a los sentimientos de todos? ¿A quién daña esto?

¿Quién gana con la independencia de una región como Cataluña o cualquier otra de este país? ¿Nadie? ¿Una minoría muy concreta y muy egoísta?

¿El gobierno central es tan ciego como para no ver que una intervención policial en el día de ayer sólo puede agravar el problema? ¿El gobierno catalán es tan ciego como para no ver que una proclamación de independencia unilateral no sirve de nada porque ningún país te va a reconocer como Estado? 

¿Puedo declarar mañana la independencia unilateral de mi casa y dejar de pagar impuestos si mi familia, que son los únicos censados allí, están de acuerdo en mayoría?   

¿Cuántas personas de este país pueden exponer durante al menos 15 minutos seguidos las implicaciones que conlleva la independencia de una de sus regiones en aspectos como la micro y macro economía, relaciones internacionales, prestaciones sociales y estado de bienestar, sociología y cohesión social?

¿Tiene que ser todo blanco o negro? ¿No hay formulas alternativas como un estado federal para seguir viviendo juntos sin ser enemigos? ¿Se diferencia un catalán de un madrileño o de un sevillano más de lo que se diferencia un neoyorquino de un texano?

¿Saben qué? Veo a muchos catalanes abrazados al absurdo del nacionalismo. Guiados por un gobierno que aprovecha el más fiel sentimiento jamás utilizado para manejar a los pueblos. Veo a políticos españoles despreciando al pueblo catalán, probablemente una de las mejores regiones de nuestro país en muchos sentidos. Veo que mi ciudad se llena de banderas españolas en los balcones, cuando nunca lo hizo. Oigo a mi paso expresiones como "putos catalanes" o "que se vayan a tomar por culo". ¿Saben qué? Creo que voy a intentar lo de mi propia independencia. No quiero pertenecer ni a unos ni a otros. Yo, personalmente, quiero ser de otra manera.