domingo, 3 de octubre de 2010

Padres e hijos

Empezaré justificándome.
Escucho, varias horas al día, cada día, hablar sobre las relaciones interpersonales. Más concretamente sobre los vínculos afectivos primordiales. Esto es, padres hablando de los problemas con sus hijos, que a la vez son hijos que tuvieron problemas con sus padres.

[y, por primera vez en muchos años, más de diez probablemente, me imagino a mí misma con una criatura agarradita de mi mano]

La primera pregunta es: ¿Para qué se tienen los hijos? Alguien que desea descendencia debiera escucharse muy dentro, despacio, y saber responderse qué espera, desea, precisa obtener teniendo hijos.
Cada día veo padres que no ven a sus hijos. Nunca se pararon de veras a mirar quiénes eran en realidad, simplemente volcaron sus consejos, sus miedos, sus expectativas, sus chantajes emocionales. El proceso de entendimiento de que ese bebé-niño-adolescente-adulto es alguien com-ple-ta-men-te diferente de sus progenitores es arduo, por ambas partes.

[la locura de un hijo se vive como un fracaso muy agudo, es casi inevitable que los padres sientan ira e impotencia y castiguen de muchas maneras al hijo loco por no haber salido normal, por no haber cumplido el papel que se le tenía asignado]

Los hijos, por su parte, nos identificamos con esos mayores , con sus modos y maneras de concebir la realidad, con su manera de sentir [o no sentir]. Y todas esas herramientas aprendidas e interiorizadas no nos permiten ser, asfixian la autenticidad, nos convierten en réplicas que se creen originales, nos condenan a la repetición de errores que no demostraron enseñar demasiado.

[maldita la culpabilidad de dejar de parecerme a quien toda la vida me han dicho que me parecía]

La enfermedad mental explicada como una disfunción de la consolidación de los vículos con el bebé, una mala comunicación afectiva, o un desajuste en la red familiar le da una responsabilidad terrible a la maternidad. Y, paradójicamente, en vez de ser algo que me ayudara en mi planteamiento vital de no querer tener hijos, me lo está tambaleando.

[recordaré mi tiempo en Buenos Aires como aquellos días en que empecé a empujar la puerta que había mantenido cerrada, los hijos

en un bareto un alguien me dijo: claro que quiero tener hijos, yo quiero experimentar todo lo bonito que tiene la vida

en un aula escuché: los hijos son la manera de aprender

un alguien que vive a 1000 km -que ahora son 10.000- dijo de una humana de dos años: ...y come ya sola, pero con la cuchara al revés, y como no funcionaba se puso a comer con los deditos...

mi amigo poeta se ha enamorado de la paternidad a través de una mujer pintable que abraza con las palabras a su hijo

mis padres me dijeron que no vendrán a visitarme

me dice Nietzsche que no me pega pensar en tener hijos]

5 comentarios:

  1. De todas las vidas que me gustaría vivir, una de ellas es en la que me dedico a educar a mis hijos en lugar de perder el tiempo con toda una sociedad, que duermo abrazado a un bebe en lugar de a una almohada, que temo por su vida en lugar de pensar en quitarme la mía, que fabrico a quien amar en lugar de buscarlo infructuosamente, que pongo un sentido a mi vida en lugar de negarlo... Pero todo esto es sólo una de mis posibles vidas. ¿Con cuál nos quedamos?

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  2. Hoy me has dejado sin palabras con tu texto, con tu mente, con tus sentimientos. Tengo que decirte que casualmente nos ha rondado la misma idea...
    y yo también te digo que como hija he reprochado haber nacido sólo para llenar soledades (la adolescencia que es muy mala) Desde esta distancia que pese a kilométrica es cercana, te mando un beso.

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  3. Quizá en todas las embarazadas de tus cuadros se haya ocultado un autoretrato, un deseo...siempre pensé que no lo harías. Pero ¿por qué no? Serías una madre muy especial, de esas que dejan libertad a sus hijos para equivocarse, para aprender, para ser...

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  4. ¿Qué está haciendo Buenos Aire contigo?
    A casi todo el mundo le llega deseo, tan natural como comer o dormir, prolongar tu vida en la de otro.
    Fascinante a mis ojos, por dedicarme a lo que me dedico.

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  5. Nietzsche: nos quedamos con aquélla que le dé más belleza a nuestra vida, la que nos siga dando motivos para no dejar de existir
    Sara: me encantó tu sueño y yo sigo dándole vueltas al tema... sería genial que pudieras escuchar ese baile dialéctico de padres e hijos, seguro que volverían tus planteamientos de adolescente
    Olvido: me ves con muy buenos ojos... (gracias!)
    Anónimo: Lo que hace conmigo es invitarme a re-pensar... tiras de una idea, un hilito, y te relías con la madeja (al menos eso me pasa a mí!)

    besitos

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