domingo, 31 de octubre de 2010

Equinoccio

"Los niños chillaban a nuestro alrededor, intercambiaban sus horribles mácaras y se contaban historias de fantasmas, aterrorizándose unos a otros y, sobre todo, cada uno a sí mismo. Sin embargo, yo soñaba con lo que estaría ocurriendo simultáneamente al otro lado del Atlántico. Los cementerios estarían llenos de flores, llenos de visitantes, enlutados la mayoría, a menos que Europa haya cambiado mucho desde mi último viaje. La tierra de las tumbas, la tierra de los corazones sería removida. Incluso quienes rechazan los cemneterios y las iglesias pensarían en los seres desaparecidos; incluso los colegiales (satisfechos por estar de vacaciones) experimentarían por unos instantes el ensombrecimiento del fúnebre equinoccio. Aquí, la otra cara de la moneda: una alegría ruidosa, casi histérica. Aquellas brujas, aquellos demonios, aquellos monstruos de seis o siete años pagaban ya su tributo al horror de vivir, y de no vivir eternamente. Los padres fingían miedo, por condescendencia, pero lo niños desfigurados sin fundamento, no entendían demasiado bien por qué ellos mismos eran tan terribles. No captaban su propia alusión, su simbolismo, cosa muy conforme con el destino del hombre. Misas en la otra orilla del océano, y aquí nuestras pandillas de gnomos que iban de casa en casa reclamando golosinas y amenazando a las familias con represalias imaginarias en caso de rechazo: aquí como allá, danza macabra. 
Dios sabe que he consagrado mi vida a la justicia, y por lo tanto a revisar las cuentas de la humanidad, pero a mi edad uno ya ha descubierto que estas cuentas jamás cuadran. Incluso en nuestra época, incluso en democracia, existe un resto de horror primitivo que no llegamos nunca a liquidar y que más pesado se hace a media que envejecemos. Ojos inocentes en cuencas de vampiro... este es quizás el doloroso secreto del mundo."
Vladimir Volkoff
El interrogatorio

viernes, 29 de octubre de 2010

El jugador

A veces nos obsesionamos con ideas absurdas. Nos ciegan. Ideas de nuestra propia creación, apoyadas en esperanzas, raciocinios, miedos, recuerdos, deseos, sentimientos... Está todo tan enmarañado que nos es muy costoso obtener la claridad suficiente para ver la realidad. ¡Qué cabrones los antiguos griegos! Cuánto sabían sin llegar a la luna y creyendo que el sol giraba entorno suya. Pero del ser humano... de nosotros llegaron a profundizar a niveles que a veces olvidamos. Ya estaba escrito en el templo de Apollo de Delfos: Conócete a ti mismo.

A veces nos cuesta poner una coma, hacer una pausa en el camino, para coger aire, para poder seguir escribiendo. Tememos teclear el punto, porque no sabemos parar y empezar. Nos es casi imposible optar por un retorno de carro, bajar renglón, párrafo nuevo, quizás con sangría, depende del dolor del último punto. Letra capital. No, garabateamos sin respiro y malgastamos tinta sin haber dicho nada, obsesionados con nuestro primer verso, componiendo de corrido nuestra obra. 

A veces tengo la sensación de que no hacemos otra cosa que jugar. La sociedad moderna ha llegado a un punto en el que todo lo que necesita lo tiene cubierto, excepto la necesidad de matar el aburrimiento. Unos se centran en el monopoly para amasar billetes de colores o crear grandes empresas. Otros prefieren la llana competición con el vecino, donde los términos están estipulados por el que triunfa en el monopoly. Hay quien se orienta más por juegos educativos, hacer carrera en la ciencia, descubrir nuevos planetas. Ya otros prueban fortuna con los socio-psicológicos, entreteniéndose en explotar la multitud de relaciones humanas entre jugadores. También podemos matar el gusanillo con viajes, compras, estudios y amores.

A veces se me olvida que todo esto no tiene sentido, o que yo no se lo encuentro. Me gustaría que el mundo viviera en armonía ética, para que cada humano pudiera disponer de libertad para invertir su vida en lo que deseara. Me gustaría encontrar y amar a personas que admirara. Me gustaría explotar mi tiempo al máximo. Me gustaría ir a todos los rincones de este planeta a ver cómo se pone el sol desde allí. Me gustaría desear abrazar algún cuerpo hasta romperlo. Me gustaría leer los pensamientos de aquellos y aquellas que tuvieron algo que decir. Me gustaría escribir muchas cosas. Pero una profunda mirada a las estrellas me recuerda que todo esto no es más que mi juego... igual que cada cual tiene el suyo. 

A veces...

miércoles, 27 de octubre de 2010

Amaurosis

Hoy escuché hablar de la importancia de cómo nos miramos, cómo miramos a los demás y cómo nos miran.

Un hombre que conocí hace unos días me pasó el link de un cortometraje:
http://www.dailymotion.com/video/xbqzxd_el-circo-de-la-mariposa-subtitulada_people
Ése hombre, al presentarnos, me miró buscando el encuentro con los ojos y se quedó a mi lado el tiempo que tuvimos, escuchándome y comentando cosas.

¿Qué ves cuando te miras al espejo?

Conocí a un hombre notablemente hermoso y dudé mucho tiempo de si tal reclamo me impedía ver más allá del envoltorio.

Me cuentan que hay en China gimnasios exactamente iguales a los de cualquier ciudad que yo pueda conocer, con una salvedad. Tienen una sala con barras fijas donde mujeres, entrenadas por otra, entrenan las acrobacias para el espectáculo de club masculino (acuden al gimnasio con botas altas y vestidito mini).

Ser miradas.

Hay miles de tests proyectivos para ayudar (o confundir?) a la gente a conocerse. A la respuesta de qué animal eres, puedes sacar un ángulo de vista distinto para mirarte de nuevo.

Cuando los ojos no ven, el corazón no siente. Me pregunto si aquél día que dejé de creer en el amor por separarme de la persona más querible del mundo fue porque dejé de verlo. Porque dejé de responder a su mirada silenciosa y profunda.

Hemos llegado a la luna, ordeñamos átomos y ovejas clonadas para sacarles energía.
Pero seguimos muy ciegos.

lunes, 25 de octubre de 2010

distancias. fronteras.

Uruguay está a menos de una hora en barco de Argentina, andáte a cruzar no más el Río de la Plata.

[distancias medidas en horas. afectos medidos en palabras]

Los trámites en la frontera son rápidos y sencillos. Viajo con una chica a la que casi no conozco. Veo en su pasaporte que tiene las señales (o las heridas) de haber pasado por Palestina. Y durante todo el fin de semana me va contando, de a poquito, el viaje que ha hecho este verano con su padre al país natal de éste, de donde está desterrado. Le duele hablar, así que yo escucho palabras y silencios, paréntesis que duran horas, sin más exigencia que la de estar a su lado, a pesar de mis ansias por saber todo lo que vio y sintió.

[el humano de las antípodas hace escala en Singapur antes de regresar a España. le cuento que yo tenía una guía de ese país, comprada en un mercadillo, que me hizo soñar muchas veces con escaparme, volatilizarme. me cuenta que ama Asia, en respuesta a mi mail de mi amor por Sudamérica. entre ambos amores, la frontera del Pacífico]

Como el padre desterrado no puede pasar por Israel, intentan llegar a Palestina por Jordania. Tardan catorce horas en atravesar los setenta kilómetros que existen. La interrogan, la separan de su padre, le exigen folios y folios de documentos que digan quién es ella y qué ha venido a hacer allí. Papeles que demuestren que no es una amenaza (¿pueden los papeles timbrados, las firmas y las palabras decir quiénes somos?). Ella piensa que no les van a dejar pasar. El padre lleva cuarenta años sin ver a sus hermanos, la idea de no poder abrazarlos habiendo estado tan cerca no se le pasa siquiera por la mente. Están a más de cuarenta y cinco grados de temperatura.

[mi madre emigró con siete años a otro país -sudamericano- y regresó para casarse con mi padre, con quien estuvo escribiéndose cartas durante tan sólo medio año antes. se siguen amando hoy en día. las cartas están guardadas, dicen que las podremos leer cuando ellos ya no estén]

Ella, mientras esperan a un traductor cuya única misión es retrasar más el trámite de entrada al país, piensa en lo dantesco de la situación, en lo absurdo. Errores humanos encadenados, una primera guerra mundial que llevó a una segunda, y ésta que llevó a un conflicto perpetuado hasta nuestros días, una tierra de nadie y de todos, un conflicto de poderes.

[en la distancia, las apuestas son del doble o nada. la relación se alimenta -con una voracidad inaudita- de cualquier gesto cariñoso, y se atraganta -rozando la anoxia- con cualquier incomprensión]

Al final los dejan pasar, a ambos. Tiene la oportunidad de conocer a la familia, a su familia. A partir de ahí la historia aún tiene demasiados pasajes vacíos, quizás en las próximas semanas pueda ir contándolo, masticándolo, sin tanto dolor pujándole.

[tengo la sensación de que pocos relatos logran sorprenderme ya. es un mal síntoma (en "Pretty woman" ella vive en ambientes sórdidos pero afirma, a diferencia de él, que la mayoría de la gente la deja de piedra), es una amenaza de deshumanización, de tolerancia al horror. pero hay un detalle que me hace pensar que aún estoy a salvo de la litiasis del corazón, algo que deja intuir que me defiendo con esa frialdad de todas las barbaries que escucho, pero que en el fondo siguen despertando en mí ira y piedad: tengo una necesidad terrible de abrazos. piel sin distancia, y sin fronteras]

domingo, 24 de octubre de 2010

Abuela

Mi abuela es una de las personas a las que más quiero, pero como voy poco a casa, la veo poco. Es una mujer buena, lista, razonable, inquieta, tolerante. Quisiera ser como ella.
Hoy hemos estado recordando momentos, anécdotas, de cuando eramos pequeños...me encanta oírla.

He descubierto que de pequeña me encantaban las flores, al parecer siempre traía a casa y las ponía en un vaso con agua. También me ha dicho que plantaba todo lo que se me ocurría ("Vamos a plantar un árbol, abuela"): semillas, ramitas, garbanzos, huesos de fruta...
Me ha contando cómo era mi padre de niño, de adolescente, de adulto...me hace ilusión conocerlo desde otra perspectiva, en otra época. Mi padre con lo "obediente" que es desaparecía de su casa un par de días para irse con el coche y conocer sitios. Increíble.
Otras veces hablamos de la guerra, del hambre, de como ella tenía que ir a pedir cáscaras de patata para comer algo. De mi abuelo que luchó por la república hasta barcelona y luego se volvió andando.
Me enseña a cocinar (sus croquetas son las mejores), a coser (hacía ropa para mí y para mis muñecas cuando era pequeña) , a salir adelante, a no quedarme quieta.
Muchas veces, acaba llorando (yo me parezco a ella en eso: soy una llorona) y se me contagia...Dice que es triste morirse de joven, pero que también lo es ser vieja: encontrarte bien, con ganas, pero con "achaques" que te impiden hacer lo que quieres. A sus 81 años no le importaría morirse, que ya no pinta nada aquí ( ¡a mí me pinta mucho!) Le hubiera gustado nacer más tarde para poder ser enfermera (practicanta según ella) y se ha comprado un libro "del cuerpo humano".


(Esta es la puerta de su casa, en aquellos años)

Cuántos recuerdos en torno a ella, su casa, quisiera tener tiempo para escribirlo todo; dejar todo eso a salvo de la devastadora niebla del olvido...y mientras seguir disfrutando de esta vida.

Este es mi homenaje a ella. Espero que sepa cuánto la quiero yo también.

jueves, 21 de octubre de 2010

Me atraes. Te escucho.

Hace unos días, unos compañeros de género me preguntaron si no me excitaban las mujeres. Quizás ahora tú estés pensando que yo me muevo cerca de la homosexualidad. Y lo cierto es que me gustaría ser bisexual, por eso de disfrutar el doble, pero aún no he imaginado hombre que mueva mis instintos. La razón por la que mis congéneres me interrogaron de ese modo fue porque saben que tengo algunos comportamientos distintos a la mayoría de hombres con respecto a ellas. Por ejemplo, considerar que sí es posible tener amigas para disfrutar sólo de su persona y no de su sexo. O escucharlas cuando me hablan, en lugar de llenarles de baba mientras toco todo lo que puedo. O el respetar y alabar a todas aquellas que libremente deciden llevarse a la cama a todo hombre que le guste. O calificarlas por algo más a parte de sus curvas. O por no imaginar que detrás de todo ascenso siempre hay alguien que se la está tirando. O por no querer casarme con Elsa Pataki... En general, por luchar contra el sexismo. Supongo que mis lectores masculinos saben bien a qué tipo de conversaciones me refiero. Las femeninas... igual no tanto. Aunque podéis compararlas con esas en las que, entre vosotras (generalizando), se ha despreciado a la puta mientras os enamorabais del chulo.

Tuve que contestar a la pregunta. Sí, me excitan las mujeres, y no sabéis cuánto. Siento mis instintos, me sé animal, y puedo correr por las calles para procrear hasta la saciedad con toda curva que se me cruzara. La mujer es deseo. Me río ante la pregunta de qué sacrificaría antes, si la comida o el sexo. Ese cruce de piernas, ese pliegue en la caída del pecho, ese canalillo, esa mirada enmarcada, esa boca mordible, ese corte de pelo... y me puedo imaginar rompiéndote la falda mientras te subo en la mesa, o dibujandote con mis manos desde tus botas hasta los muslos desnudos, o agarrándote del pelo para atraer tu boca abierta mientras de rodillas nos peleamos a golpe de cadera... Pero eso son mis instintos, maravillosos, placenteros. Cuando quieras los practicamos, los disfrutamos. Por encima de esto, hay mucho más. Hay personas, palabras, pensamientos, sentimientos, vida. Hay derechos. Libertad. Igualdad... Personas.

Si a mí no me juzgan por mi aspecto, por qué debo hacerlo yo con ellas. Si quiero aspirar a algo más que a ser el marido de, la cara bonita, el mejor vestido, por qué no procuro lo mismo para ellas. Si sé (y si no lo sabes, lee un poco) que han sido tratadas como basura a lo largo de los años, por qué me va a ser indiferente. Si quiero ser escuchado, por qué no escucho. Si quiero ser tratado como persona, por qué las trato como ganado.

En España se gastan millones de euros en... mmmmm... por ejemplo... en un ejército. En promocionar el turismo. En subvenciones para festejos tradicionales. En apoyo a la iglesia. En construcción de infraestructuras. En medio ambiente. En sanidad avanzada. En investigación. En becas para viajar. En diplomacia. En seguridad. En limpieza. En resolver conflictos laborales... De todo lo que nos gastamos, menos del 1% iba destinado a algo llamado Ministerio de Igualdad. Se dedicaba a preservar los derechos de la mujer. De lo enumerado anteriormente, ¿qué hay más importante que esto para dedicar fondos?

Supongo que será la presión electoral que pide austeridad. O la incomodidad para los políticos varones de tener a una ministra joven, femenina y feminista. O la consideración de los medios como un gasto inútil. Supongo que será por dedicarse a permitir a las mujeres evitar embarazos no deseados, por educar en la igualdad de sexos a la juventud, por luchar más que nunca contra la violencia de género... Supongo que quizá sea más importante mantener una Secretaría de Deportes en el Ministerio de Educación que luche por ganar el próximo mundial o por traer las próximas olimpiadas.

martes, 19 de octubre de 2010

Resumen de mis días

[Fragmento de mail noctámbulo a mi amiga-flor]

Te podría contar mil cosas... mis días son intensos, mágicos, dolorosos, reflexivos, divertidos, detallistas, cortísimos. Sí, se me pasa el tiempo volando, y ahora vivo como apurada para hacer todo lo que desearía antes de irme... a parte del trabajo con horario saltimbanqui voy al cine y al teatro, a espectáculos diversos, aprendo a bailar tango, escucho música de todo tipo en directo, meriendo casi a diario en cafeterías con mucho encanto, compro kilos de libros, paseo por mercadillos, voy a museos, como empanada, pizza y carne en cantidades industriales, estornudo con la primavera, leo en el autobús y me espachurran en el metro, charlo con las mujeres que conozco aquí sobre amor, tomo muchos cruasanes, voy canturreando por la calle...

El humano que vivía a mil kilómetros, que luego fueron diez mil, ahora está en las antípodas, a unos 18.500 kilómetros, aproximadamente.
[Fragmento de encuentro fortuito por messenger]

-Buenos días!!
-Buenas noches!!

Le doy vueltas a mi familia, a nuestra historia. A los cinco que la formamos, del derecho y del revés. Como un puzzle de fichas frágiles y pegajosas, acabo con los dedos embadurnados de fragmentos destrozados...
[Fragmento de cualquier conversación telefónica con mi madre]

-Estás bien? Estás comiendo bien? Fulanito tiene nosécuál enfermedad... Hace frío? Ten cuidadito...

[Fragmento de las páginas que he leído hoy]

...el hijo del guardia imperial pensaba que era preciso mantener su amistad y su alianza -complejas y frágiles como cualquier relación humana intensa y cargada de fatalidad- alejadas de los asuntos del dinero, alejadas incluso de la sombra de la envidia o de la falta de tacto...

Quise soñar también con un niño-koala, y sin embargo soñé con un embarazo que sangraba y no llegaba a su término (en el que yo temía por mi vida únicamente, importándome un bledo el bebé). Dos noches más tarde soñé que acariciaba a una mujer, la besaba, ella estaba desnuda y cuando me incliné a degustar su sexo, descubrí que le salían unos conductos a ambos lados de la vulva, parecían macarrones, me repugnó sobremanera...

A la mínima que alguien (sobre todo del género testosteronil) detecta mi acento español, escucho la metralleta de preguntas:
[Fragmento que sufre ligerísimas variaciones... según el contexto, la última pregunta avanza puestos]

-Sos española? De dónde? Y qué hacés acá? Es la primera vez que visitás Argentina? Y hasta cuándo te quedás? Tenés novio? Así siguen mis días aquí... por ahora esto es todo, amigos...
Folie, informativos argentinos de medianoche.

sábado, 16 de octubre de 2010

Tacto


Me tocas...
   tiemblo tras mi coraza
   me protege de lo ajeno
   el roce me es extraño
   tu tacto me llama

Silencio...
   es alcohol lo que suena
   en segundos en mi mente
   en dirección a mi mirada
   en tu mano que me toca

Se irá...
   el inicio de mis besos
   viajando por tu brazo
   circunvalando tu cuello
   bajando a tus pechos
   me recreo en tus pezones
   llego exhausto a tu ombligo
   buceando a mordiscos
   mientras lamo tus heridas
   entre muslos de pan caliente

Me tocas...
   sólo me tocas

miércoles, 13 de octubre de 2010

Extraños amantes






Ayer una mujer me hizo pensar con su discurso en que hay veces que nos separamos de un amor sin que existan razones claras para ello. Yo la entendí, porque yo sé que podría haber seguido con aquella relación, la que no tenía problemas evidentes, ni discusiones o incompatibilidades mutiladoras. Y que sería feliz.

Esta noche, otra mujer que casi no conozco me ha confesado, llorando, su dolor por volver a su ciudad y tener así que desvincularse de las personas amigas que ha encontrado en su periplo porteño. Ha mencionado las pocas veces que ocurre esa magia, ese encuentro que completa, que da sentido al sinsentido, y que desolla la piel al alejarse.

Y yo me doy cuenta de que o tengo mucha suerte, o las estrellas están dispuestas a favorecerme o hay algo raro en mí. Porque yo sé de esos encuentros mágicos, pero no son pocas las veces que me han pasado, han sido bastantes. Tengo a mi alrededor, voy encontrando y disfrutando, personas especiales. Y, a mi manera de decir, estoy enamorada de todas ellas, de todos esos amigos que siento mi verdadera familia.

Me siento amando extraños que se hacen amigos por merecidas razones. Extraños que dejan de serlo y se convierten en partes de mí, en intrusos que habitan mi mente, acompañándome. Y, de vez en cuando, uno de esos extraños a los que amo se convierte en la persona especial del momento. Y lo quiero con locura, a cada uno de la manera que me nace en ese tiempo, y cada cual se lleva su trozo de la biografía amorosa de Folie. Extraño a los amantes.

Sigo amando. Pero tengo la plena seguridad de que podría haber sido feliz con cualquiera de las relaciones importantes anteriores. Y esa sensación es aterradora. Culpable de mi inconformismo, confusa, con miedo a forzarme a tener estabilidad que me demuestre que he encontrado a la persona más especial, con pánico a reconocer que no hubo razones para terminar las historias pasadas, con impotencia por tener sólo una vida y tener que desechar por cojones tantos caminos alternativos.

Me paso la vida amando a esos extraños amantes. No sé aún escucharme para saber cuándo dejaré de preguntarme "¿quién?"

lunes, 11 de octubre de 2010

Trojan.TDT

Uno de los primeros pasos para librarse de la opresión cultural estandarizada que nos moldea como rebaño de consumistas es pasar el antivirus a nuestra sala de estar. Tienes en tu nuca, cual Neo fuera de Matrix, enchufado un espía, un mal de ojos. Debemos cortar las alas del parásito interno, del troyano que nos mueve a su antojo. Hay que sacar a la basura lo que es basura. Hay que deshacerse de la televisión.

Tras el primer mes ya no eché de menos la tele (Tyler Durden). Cuando consigas erradicar la desinfección y eliminar la drogodependencia televisiva sentirás un alivio. Comprobarás, con tristeza, lo enfermo de la sociedad. Cuando confieses no tener televisor en casa, tus semejantes preguntarán incrédulos, como Perales, a qué dedicas el tiempo libre. No les contestarás porque la pregunta ya te dejó sin palabras. Cuando visites otro cálido hogar y te enfrentes de nuevo a la sensación de un mando en tu mano, a esa TDT de la era en la que lo digital es sinónimo de superior, pasarás los canales, uno tras otro. Verás anuncios, muchos anuncios. Te sorprenderá la forma tan descarada en la que intentan vender cualquier cosa, incluso lo más absurdo.

A las mujeres les presentan productos para adelgazar y rejuvenecer, ese debe ser su objetivo en la vida. A los hombres, todo aquello que puedan comprar para presumir al vecino o conquistar mujeres. A los niños, objetos con los que puedan provocar la envidia de sus compañeros de clase. Verás películas y series donde la mujer siempre es la histérica, culpable y tonta que se equivoca y acaba doblegándose ante la razón del violento y guapo héroe machista que la trata como escoria. Donde antes sólo veías anuncios e historias te llamará la atención un fondo de engañabobos, violencia, sexismo, adoración de la belleza, la fama, el dinero y la ignorancia.

Usarás el standby. Verás el rectángulo pixelado volverse negro. Te sentirás bien por no tenerlo en casa. Quedarás en silencio. De los pisos vecinos, entre paredes y techos, seguirán llegando los murmullos Dolby Surround. Por la ventana verás el reflejo de monitores que proyectan campos de fútbol, explosiones y escenarios de debates sensacionalistas. La infección se sigue propagando, los enfermos siguen parasitados, sus neuronas conexionan al ritmo de 38 pulgadas planas en alta definición.


domingo, 10 de octubre de 2010

Aquellas voces

Fragmentos de conversaciones de la madrugada de ayer, sólo voces femeninas:

... me encanta la convivencia, compartir las cosas comunes como el desayuno, ponernos juntos a ordenar los libros, esperarlo viendo una película y quedarme dormida ...

... y cuando me dijo que se iba a matricular de ocho asignaturas estallé, porque entre el montón de curro que tiene, su familia, la bici, sus amigos, las asignaturas... ¿cuánto tiempo le queda para mí? ...

... mi ex-novio es mi mejor amigo, alguien especial que no quise perder por haberse terminado la relación, y cualquiera que quiera estar conmigo deberá entender eso ...

... me dijo que le gustaría trabajar en el extranjero, que va a echar currículum y yo le he dicho que ni se le ocurra ...

... ella se ha casado con su tío, con el hermano de su madre ¡es una perversión en toda regla! ...

[este post se me quedó en el tintero, ahora lo rescato, cuando ya aquella noche queda lejísimo]

domingo, 3 de octubre de 2010

Bocetos


BOCETO DE AUTORRETRATO

Insisto en no esquivar nada
Vivir es participar
¿Acaso no es más sensato elegir entre lo conocido?

Me opongo a la servidumbre
¿Lo he logrado?
Sometida a otra esclavitud
Soy verdugo y víctima

Lo acepto Lo prefiero

Reconozco la grandeza del héroe
¡Oh gloria! ¡Oh victoria! ¡Oh desdichado!

La moneda que llevo en la mano
es un espejo pequeño
Verme ignorando mi reverso
Agujero de sombra

La cara de la moneda es hermosa
Su perfil de rayo
Su reverso feo

Formarme como una obra de mi propia mano
No es fácil

Si renuncio a esa otra parte de mí
Si la desecho para hacer triunfar la belleza
Entonces tendría que renunciar a mí misma

Me sorprendo
¿No es esta también una moral?

Renuncio a ser
Sólo lo que no es
Se construye

Hoy la infancia es un estremecimiento
'todo se ha consumado'

En el tiempo
La moneda no permanecerá
Los espejos no guardan la esencia
Única parte inamovible
Espantado del miedo de la memoria

Hay demasiados caminos para un mismo rostro
Mis palabras
Ojo de aguja
O clavo de ausencia
Vagan por las calles de la ciudad colmada

¿Es inútil este boceto?

Prematuro suplicio
De la imagen propia

(Lauren Mendinueta)

sintiendo y/o pensando

En alguna extraña web he leído hoy que aquellos que se dedican a la filosofía, entre los que se incluía el autor/a, es porque tienen una vida sexual aburrida. Y completaba la afirmación con el lema: ¡No pienses, folla!

¿Qué queréis que os diga? No estoy dispuesto a renunciar al sexo duro, pero me es imposible dejar de pensar. No sé si mi genética está un punto más alejada del cerebro reptiliano, o si me dedico a racionalizar mis sentimientos, o si todo es culpa de mis padres, o si me han amado poco, o si he follado poco, o si no sé amar, o si soy un cobarde, o si creo que la vida es mejor si a la vez que se siente se piensa, o si se olvidaron de ponerme el botón de standby en la nuca, o si tengo graves problemas emocionales o psiquiátricos, o si nací para pinchar la música y no para bailarla, o si esta frase sólo es producto de mi racionalización para ocultar mis problemas.

Me siento solo en una cama vacía un sábado noche. Me siento incomunicado con un móvil sin mensajes que me acompañen a las 4 de la mañana. Me siento lejano a todo y a todos los que me rodean, nadie está cerca. Me siento extranjero en una sociedad con la que no comparto sentimientos. Me siento diferente para encontrar a Alguien. Me siento confundido por las causas de esta diferencia. Me siento inseguro por esta diferencia. Me siento cobarde por no dar pasos que a lo mejor quiero dar. Me siento incomprendido, cada vez más, y por más. Me siento envidioso de lo que deseo, que es mucho. Me siento atraído por miradas fijas y bocas entreabiertas, y lunares, y cuellos delgados, y gemelos curvos, y espaldas desnudas. Me siento melancólico por mis recuerdos. Me siento triste por la vida, intrínsecamente. Me siento alegre por la oportunidad de vivirla. Me siento cabreado conmigo, porque sí. Me siento asustado por mi libertad, que no sé si la uso. Me siento deseoso de tiempos más felices en los que se piensa menos y se siente más. Me siento mis pensamientos.

Pienso cómo quiero amar, para amar. Pienso qué personas merecen mi respeto, mi admiración. Pienso en qué me gusta consumir mis días, hasta mi temprana muerte. Pienso qué es ser ético, y por qué serlo. Pienso cómo es un mundo mejor, y para qué hacerlo. Pienso por qué me duele a veces la vida, y cuál es el fármaco. Pienso en Nuestras diferencias, las que tenemos. Pienso en cómo encontrarLa de nuevo, difícil. Pienso por qué pienso, por qué. Pienso cómo dejar de pensar, para dormir al menos. Pienso en qué me equivoqué, porque lo hice muchas veces. Pienso en qué acerté, si lo hice. Pienso en lo que me dices, en todo. Pienso en mis padres, más de lo que crees. Pienso a dónde ir ahora, pero no voy. Pienso en la soledad, que no se va. Pienso qué quiero. Pienso cómo quiero ser. Pienso en mis sentimientos.

Siento y pienso por qué, para qué. Pienso y siento que en todo esto no he dicho absolutamente nada.
Buenas noches.

Padres e hijos

Empezaré justificándome.
Escucho, varias horas al día, cada día, hablar sobre las relaciones interpersonales. Más concretamente sobre los vínculos afectivos primordiales. Esto es, padres hablando de los problemas con sus hijos, que a la vez son hijos que tuvieron problemas con sus padres.

[y, por primera vez en muchos años, más de diez probablemente, me imagino a mí misma con una criatura agarradita de mi mano]

La primera pregunta es: ¿Para qué se tienen los hijos? Alguien que desea descendencia debiera escucharse muy dentro, despacio, y saber responderse qué espera, desea, precisa obtener teniendo hijos.
Cada día veo padres que no ven a sus hijos. Nunca se pararon de veras a mirar quiénes eran en realidad, simplemente volcaron sus consejos, sus miedos, sus expectativas, sus chantajes emocionales. El proceso de entendimiento de que ese bebé-niño-adolescente-adulto es alguien com-ple-ta-men-te diferente de sus progenitores es arduo, por ambas partes.

[la locura de un hijo se vive como un fracaso muy agudo, es casi inevitable que los padres sientan ira e impotencia y castiguen de muchas maneras al hijo loco por no haber salido normal, por no haber cumplido el papel que se le tenía asignado]

Los hijos, por su parte, nos identificamos con esos mayores , con sus modos y maneras de concebir la realidad, con su manera de sentir [o no sentir]. Y todas esas herramientas aprendidas e interiorizadas no nos permiten ser, asfixian la autenticidad, nos convierten en réplicas que se creen originales, nos condenan a la repetición de errores que no demostraron enseñar demasiado.

[maldita la culpabilidad de dejar de parecerme a quien toda la vida me han dicho que me parecía]

La enfermedad mental explicada como una disfunción de la consolidación de los vículos con el bebé, una mala comunicación afectiva, o un desajuste en la red familiar le da una responsabilidad terrible a la maternidad. Y, paradójicamente, en vez de ser algo que me ayudara en mi planteamiento vital de no querer tener hijos, me lo está tambaleando.

[recordaré mi tiempo en Buenos Aires como aquellos días en que empecé a empujar la puerta que había mantenido cerrada, los hijos

en un bareto un alguien me dijo: claro que quiero tener hijos, yo quiero experimentar todo lo bonito que tiene la vida

en un aula escuché: los hijos son la manera de aprender

un alguien que vive a 1000 km -que ahora son 10.000- dijo de una humana de dos años: ...y come ya sola, pero con la cuchara al revés, y como no funcionaba se puso a comer con los deditos...

mi amigo poeta se ha enamorado de la paternidad a través de una mujer pintable que abraza con las palabras a su hijo

mis padres me dijeron que no vendrán a visitarme

me dice Nietzsche que no me pega pensar en tener hijos]