jueves, 23 de diciembre de 2010

Compartir cama

Soy de los que han crecido viendo discutir a sus padres. Pensando que el amor, o lo que yo quería por amor, era otra cosa. Recuerdo que de pequeño decía... si yo quisiera de verdad a mi pareja, no sería así....
Más tarde he comprobado que aquello que les ocurría (y les sigue ocurriendo) a papá y mamá no era algo excepcional. Son demasiados los que entienden por amor algo muy diferente a lo que yo dibujo. Relaciones basadas en ese enamoramiento fugaz de unas sonrisas, unos ojos, un cuerpo... en ese instinto físico que te lleva a procrear con pareja temporalmente estable... en esa idealización del hombre príncipe y mujer princesa... en esa presión cultural de fracasar si la soledad es quien te acompaña a los treinta.

El amor alejado del conocimiento y admiración de la persona amada, de compartir sus valores, sus prioridades, su visión de la vida.

Veo matrimonios cincuentones que se echan en cara reciprocamente su propia infelicidad, su fallo al elegir, y su cobardía por preferir la mala elección a la soledad tardía. Veo adolescentes intentando presumir de la belleza de su novio o novia sin capacidad de valorar a las personas por algo más allá de ojos ajenos. Veo a mi generación perdida en relaciones que fallan e intentan adaptar con martillo y cincel. Veo orgullos, insultos, llantos y tristeza rancia.

Siempre me queda la duda de cómo se puede discutir, odiar, menospreciar, dañar, pisotear a una persona... y compartir luego cama con ella. Algunas cosas se rompen en el primer insulto.

3 comentarios:

  1. Yo también he visto a mis padres discutir hasta la saciedad y me he preguntado lo mismo, pero también he visto a mis abuelos reir juntos como dos críos, llorar emocionados y cuidarse con mimo y paciencia a pesar de la demencia de uno. Hay amores que duran toda la vida.
    Cris.

    ResponderEliminar
  2. Que razón tienes Nietzsche! Pero si es verdad que no somos perfectos, no somos como nos gustaría ser y a veces tampoco es la otra persona como nos gustaría que fuese. Somos débiles y caemos en los gritos y discusiones; no sé si por intentar cambiar al otro o por la frustración de no poder cambiarnos a nosotros mismos... y menospreciamos lo que tenemos y queremos por ello.

    ResponderEliminar
  3. Alguien dijo: "El verdadero amor es como los espíritus: todos hablan de ellos, pero pocos los han visto".

    ResponderEliminar