Cuando me siento en el banco de un parque, pienso en todos aquellos que se habrán sentado allí. En los secretos que se habrán contado, en los asesinatos que se habrán planeado. En los sueños que la imaginación recreaba durante el tiempo de reposo de algún humano hace años. En los primeros besos dados sobre ese respaldo, y en los amores rotos. En las manos que agarrarían fuerte su estructura ante una mala noticia inesperada, o un ataque al corazón que sería el fin.
Eso también es historia. Cada persona es una historia. Cada momento. Cada banco del parque. Amo la historia porque es nuestro libro de familia, nuestro álbum de fotos. Papá y mamá también son aquellos que vivieron hace muchos años. Y de ellos estamos hechos. Y en ellos podemos mirarnos como espejo sabio que ha vivido todo lo que nos tocará vivir a nosotros.
Por ello emprendo nueva aventura. Por ello me embarco en la escritura de un nuevo blog: La historia de los malditos.
No pretendo ser historiador, sólo narrador de historias que unos ya vivieron y otros ya contaron.
domingo, 8 de julio de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario