sábado, 20 de agosto de 2011

Sólo preguntas

Hoy un libro me ha explicado que los movimientos sociales que provocan cambios políticos son iniciados por un grupo de personas que interpreta la realidad de una manera diferente a como la interiorizó en su infancia, cuando se revela frente a su herencia cultural. Me pregunto cuántos movimientos sociales podría iniciar esta misma noche. Cuántos genes de tradición legitimada me quedan, nos quedan.

Hoy el cine me ha contado la historia de un hombre de 38 años que, tras las muerte de su madre, escucha la confesión de homosexualidad de su padre con 75, que morirá poco después, pero feliz como nunca. El hijo no es capaz de creer en el amor. Me pregunto cuántos matrimonios infelices persisten, cuántos de nuestros padres no se aman. Cuántos amores viviré y por cuántos meses los dejaré vivir.

Hoy algún periódico online me ha mostrado policías apaleando jóvenes en Madrid. La empatía me hace retorcerme con imágenes así. Esta semana se han cumplido 40 años del experimento de la cárcel de Stanford donde, en la línea del de Milgram, se vieron humanos que, con el uniforme de la aprobación supervisora, perdían toda piedad. Me pregunto cuántos posibles Adolf Eichmann se cepillan los dientes cada mañana. Cuánto rencor y soledad habita en nuestro interior para arrojarlo en quien se deje.

2 comentarios:

  1. Pasan los segundos, ¿dónde van?

    Las preguntas parecen serlo todo.

    Saludos.

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  2. Pienso como tú, sobre la posibilidad de que cualquiera pueda iniciar un movimiento social con sólo proponérselo, sobre el amor que no perdura, y sobre la multitud de personas aberrantes que pululan por ahí demasiado cerca de nosotros siempre.
    Un saludo. Pilar Rubio, de El efecto Coriolis.

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