miércoles, 8 de febrero de 2012

Niños hiperactivos

La Organización Mundial de la Salud nos advierte que estamos tratando a demasiados niños con metilfenidato.

Me explico: en los últimos años hay una nueva moda diagnóstica, una nueva etiqueta, la del "Trastorno por déficit de atención e hiperactividad". Es un cuadro que suele diagnosticarse en la infancia, consiste en una alteración de los mecanismos que regulan la atención, por lo que todos los estímulos que el niño recibe, tanto externos como internos, tendrían la misma intensidad para un cerebro incapaz de priorizar y ordenar señales, con la consecuente falta de concentración, despiste, inatención y dificultades para el desarrollo de tareas que precisen pleno rendimiento de la función ejecutiva. La hiperactividad consistiría en una inquietud motora, mayor impulsividad y un control de los impulsos deficitarios. Eso a grandes rasgos, pues no me interesa ahora describir en detalle el diagnóstico.

Es verdad, hay niños que pueden tener esas alteraciones, pero no son todos, ni tantos ni la mayoría.
Hay niños que se mueven demasiado, o eso dicen. Niños que están en su mundo, o en las nubes, o en la luna de Valencia.
Hay niños que no atienden como los adultos quisieran, se les pone la etiqueta y nadie se plantea si de verdad esos adultos dicen algo tan valioso que merezca atención.
Hay niños que en casa no le han enseñado que hay ciertos límites que no se deben traspasar.
A otros no se les presta atención en casa, porque papá y mamá están muy ocupados discutiendo entre sí, pero nadie dice que esos papás tengan déficit de atención.
A otros nadie los contiene cuando se ponen muy nerviosos, porque papá y mamá también están muy nerviosos, pero nadie dice que ellos tengan hiperactividad.
Niños que viven en dos vidas, con dos casas, dos camas donde dormir, puede que dos mamás y dos papás, que celebran dos comuniones (una con la familia de papá, otra con la de mamá)...
Hay mamás que le cuentan sus frustraciones matrimoniales a sus hijos. Hay papás que se desentienden y no aparecen nunca, ni por el cumpleaños.
Hay niños con abuelos, con tíos, con otros papás que no son de la misma sangre.
Los hay en juicios de papá contra mamá y viceversa, en consultas de médicos, en puntos de encuentro, en centros de acogida, en horfanatos.

Pero es mucho más fácil para los adultos pensar que tienen un defecto genético que les impide estar quietecitos y calladitos y atentos y obedientes. Mucho más fácil no tener nada que ver con ese niño de los demonios que exige más atención por no prestar atención. Nos quedamos (nosotros) más tranquilos si lo que le pasa no tiene nada que ver con lo que hacemos o dejamos de hacer. Es mejor medicarlos, con anfetaminas, y ponerles la etiqueta, y justificarse así ante el maestro y las demás madres en la puerta del colegio, oye, mi niño va mal en el cole porque tiene el TDAH... Y poquito a poco las profecías se cumplen, el Efecto Pigmailión, la baja autoestima, el fracaso escolar...

Pero nos advierten, en nuestro país usamos demasiado el jarabe mágico. En mi ciudad, en los barrios con nivel socio-cultural más bajo, los centros de salud diagnostican y prescriben más, curiosamente (ya pronto dirán para explicar esto que se contagia...). Los laboratorios farmacéuticos facilitan test diagnósticos sensibles pero con una especificidad bajísima, y normalmente se los diagnostica sin haber estado al menos una hora con ellos, viéndolos jugar, dibujar, charlando con ellos. Sin comprobar que quizás haya entornos en los que no tenga síntomas, lo que descartaría el diagnóstico (no puede ser que con la abuela se le quite el defecto genético).

Sálvense todos, las mujeres y los niños primero. Y como siempre, ni las unas ni mucho menos los otros.

2 comentarios:

  1. El gobierno vasco hizo un informe hace poco, merece mucho la pena leerlo, habla sobre la prescripción , el diagnóstico, el tratamiento final real, el gasto farmacéutico en metilfenidato de larga duración... merece mucho la pena. Tengo un ppt de una sesión si lo quieres y te sirve para algo.

    http://www.sepypna.com/documentos/2010-informe-osteba-sobre-evaluacion-situacion-asistencial-de-tdah/

    Un beso murciano folie,
    me ha encantado que tengas licencia para prescribir sentimientos prohibidos
    abrígate que hace frío!

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  2. Je, muchísimas gracias, le he estado echando un ojo y me parece estupendo... podemos hacer un interambio de sesiones!!

    Y sí, me saqué la licencia prescriptora de sentimientos prohibidos, aunque los ignorantes de mis jefes no me lo quieren reconocer en el CV. Ellos se lo pierden!

    Me abrigo, y te mando un abrazo fuerte y templadito!!

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